Mensaje
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(Diócesis del Alto Valle, Comodoro Rivadavia, Esquel,
Neuquén, Río Gallegos, San Carlos de Bariloche, Viedma)
Como cada año para Navidad, queremos llegar a toda la Patagonia, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con un mensaje renovador de la esperanza, a través de las palabras del Papa Francisco en su última Carta Encíclica Fratelli Tutti, que significa: Hermanos todos.
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.
El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, sí.
La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza.
Una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra. La buena política une el amor a la esperanza.
Porque nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él», promesa que deja siempre un resquicio de esperanza.
Las grandes transformaciones no son fabricadas en escritorios o despachos. Entonces, cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación.
Invito a la esperanza, que nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive.
Y como María, la Madre de Jesús, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad, para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación.
Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas. Amén
Juan José Chaparro, cmf
Obispo de San Carlos de
Bariloche
Jorge García Cuerva
Obispo de Río Gallegos
José Slaby, c.ss.r.
Obispo de la Prelatura
de Esquel
Fernando M. Croxatto
Obispo de Neuquén
Joaquín Gimeno Lahoz
Obispo de Comodoro
Rivadavia
Roberto P. Álvarez y Alejandro P. Benna
Obispos auxiliares de
Comodoro Rivadavia
Marcelo A. Cuenca
Obispo de Alto Valle del
Río Negro
Esteban M. Laxague, sdb
Obispo de Viedma
Juan Carlos Romanín
Obispo emérito de Río Gallegos